La Ayahuasca es un preparado procedente de tribus ancestrales centro y sudamericanas que se solía utilizar para determinados rituales en los que “supuestamente” se produce una especie de “liberación del cuerpo espiritual”. Hoy suele utilizarse sobre todo en la región amazónica, Perú, Chile, Bolivia, Colombia, etc.
Según los chamanes la Ayahuasca se puede preparar de varias maneras posibles. Se estima que el preparado se compone de una mezcla de unas treinta plantas diferentes. Aunque no produce efectos alucinógenos como por ejemplo el peyote, si que contiene Dimetroltriptamina DMT, sustancia que puede producir episodios psicotrópicos.
En Quechua, “Aya” significa muerto o espíritu, mientras que “huasca” significa liana, bejuco o soga, lo que viene a indicarnos que este bebedizo se conoce como “La soga del muerto” o “El bejuco de los espíritus”.
No han sido pocos los estudios científicos que se han centrado en indagar sobre la capacidad de esta pócima ancestral para alterar el campo visual y auditivo de aquellos que la ingieren. Pese a que no a todos suele afectarles por igual, hay que dejar muy claro que la Ayahuasca no es una droga alucinógena, ya que se ha demostrado que no altera la realidad, sino que permite al sujeto percibir los objetos existentes de otra manera. De hecho, un buen número de escritores, músicos o pintores se han atrevido a probarla para experimentar una ampliación del campo de visión del mundo que nos rodea en pos de adaptar sus impresiones a futuras creaciones.
Aplicada sobre todo terapias psicológicas y psiquiatría, se emplea en el terreno espiritual y se recomienda que siempre sea administrada bajo la tutela de un Chamán experimentado, el cual liderará y guiará al sujeto durante la sesión.
AVISO: La información aquí vertida es un resumen o extracto de algunos pasajes de la novela, en la que los personajes tratan los temas de forma más profunda.
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